Sylvia siempre ha hecho la vista gorda en lo que se refiere al próspero negocio de tráfico de drogas de su esposo Eddie. Sin embargo, cuando las cosas empeoran (fatalmente), la necesidad de proteger las vidas y el futuro de sus hijos pequeños la obliga a huir. Pero Eddie no se detendrá ante nada en el afán de mantener a su esposa dentro de la "familia".