Pedro se harta de las constantes meteduras de pata de Lico durante los robos. En 1995, a los catorce años, Pedro y Lico empiezan para financiar su adicción. En los años 70, un joven Víctor se ve presionado a esnifar cocaína por primera vez. Se cuestiona sus propios actos como agente infiltrado y se plantea abandonar la misión.