Para John Luther su profesión tiene más de vocación que de trabajo. Sirve a su propia idea de orden moral tanto como a las reglas y códigos de la ley criminal. Enfrentando a la depravación, en sus numerosas y terribles formas, por encima de la sucesión de duelos entre cazador y presa, criminal y víctima, Luther revela su capacidad para la violencia así como su amabilidad, su repentina vulnerabilidad, su mente vertiginosa y visionaria y porqué su mujer lo dejó por otro hombre.