María le lleva un pastel a Doña Lucha para festejar su santo, ésta, al soplar las velitas pide que María de todos los ángeles desaparezca de su vida. María comete la indiscresión de preguntar por qué El Chino salió con sus ojos razgados. En eso, El Chino, tirando el jarrón chino de Doña Lucha encuentra una foto de ésta con su papá. Doña Lucha culpa a María de que ahora le pidan explicaciones. Rosa Aurora, Albertano y El Chino le exigen la verdad a Doña Lucha. Ella les cuenta que se enamoró de Won Chon y los dejó encargados con su amiga Mary Lome, pues se fue a China con él, pero su suegra no la aceptó y menos al saber que estaba embarazada, aunque Lucha aseguró que el bebé era de Won Chon. María no sabe si podrá aguantar a Doña Lucha, a veces quisiera agarrarla de los cabellos y hundirla en su pozole verde. Doña Lucha se expresa igual de la mamá de Won Chon, diciendo que hay algunas mujeres que tienen un amor tan enfermizo por sus hijos que ninguna mujer les gusta para nuera. Doña Lucha concluye su narración diciendo que el padre del Chino conquistaba a otra mujer y ella escapó de China, dándole el merecido a su suegra, quien le quería arrebatar a su hijo. El Chino decide no buscar a su papá ni a su abuela, y María de los ángeles, siguiendo el consejo de su abuelo, le hace un guacamole a Doña Lucha, mismo que ésta le avienta encima.