Después de desmayarse por malnutrición, a Hiroki lo llevan al hospital. Mientras se prepara para irse, siente una brisa que sopla desde abajo. Sin embargo, lo que debería estar moviéndose por la brisa, parece inmóvil cuando se mira en el espejo. Hiroki recuerda el día en que casi doblegan a Tsukasa y emprende el camino hacia las profundidades subterráneas del hospital.